La Niña
de Mérida
Por Ana C Molinar Trujillo
*Todas las historias son creación y propiedad de Ana C Molinar Trujillo
Se casó chica, considerando la edad promedio en que las mujeres de su generación lo hacían. No es que haya edad perfecta para dar eso paso en la vida, pero no es la misma madurez emocional y experiencia que se pueda tener a los 22, 32 o 42. Son de esas decisiones y momentos en la vida que siempre, como todo, llegan con una gran lección y aprendizaje.
(La historia de la prima de una amiga)
Creció en una familia católica, tradicional con 2 hermanos y siendo ella la única mujer. Toda su vida estuvo en el mismo colegio católico, de buenas calificaciones, callada, con pocas amigas. Su mamá le decía que era muy introvertida desde que era niña, ella no tenía idea del significado de esa palabra, pero las palabras que nos repiten o nos repetimos constantemente, las comenzamos a creer.
Su madre se había casado joven, 20 años, dedicada totalmente a su familia, rol que ella admiraba mucho de su mamá, siempre todo estaba listo y perfecto. Cuando miraba a su familia y a las familias de niñas en su colegio, se sentía orgullosa de formar parte de una familia unida, donde parecía que todos llevaban su rol sin ningún problema.
Cuando cumplió 18 años, conoció a su esposo. Él era 6 años mayor que ella, le presentó un mundo único donde ella era todo el centro de atención, desde el día uno, la trato como una princesa. Ella no había tenido novios antes, tampoco había salido con nadie, así como es de esperarse, se enamoró perdidamente de él.
Su mamá la veía realmente contenta, en el fondo esperaba que su hija no se casará tan rápido. Nunca lo habló abiertamente con ella, pero a veces llegaba “¿y si me hubiera casado más grande?”, estaba muy enamorada de su esposo, pero algo le decía que unos años más soltera le hubieran caído muy bien.
Pero su madre nunca le comentó nada, creía que cada uno de sus hijos tenía que tener la libertad de tomar sus propias decisiones y ella estaría ahí para apoyarlos, además que sabía que si se negaba a la relación, todo podría complicarse un poco más.
Ella terminó de estudiar la universidad y él un par de semanas después le pidió matrimonio.
Ella aceptó con toda la alegría de su corazón, a veces sentía que estudio solo por tramite, porque en verdad estaba segura que lo seguiría a él a donde fuera.
Fue una entrega de anillo con una gran experiencia, la invito a volar el globo aerostático sobre las pirámides de Teotihuacán, viendo el amanecer le preguntó:
“Quiero decirte que llevo varios meses esperando este momento, no estoy seguro de cuál será tu respuesta, no sé si creas que aún estás muy chica para casarte, pero no quiero esperar más y quiero que seas mi esposa. ¿Quieres casarte conmigo?” - Él
“Si, sí, claro que sí.” - Ella
Cuando bajaron del globo les esperaba una experiencia en uno de los restaurantes más ricos en la Ciudad. En el camino de regreso, él le pidió que aún no llamara a nadie de su familia ni amigas, porque tenía que hacerle otra pregunta.
“Claro, dime” - Ella
“Como sabes la empresa de mi familia está creciendo y mi papá quiere que me vaya a Mérida a llevar las operaciones de esa región del país desde allá, no se si vas a querer mudarte para allá, pero es una gran oportunidad para las dos, pero le pedí a mi papá tiempo para hablar antes contigo y que estuvieras de acuerdo.” - Él
“Me encanta Mérida y sabes que a dónde tu vayas yo te sigo, así que, vámonos a Mérida.” - Ella
En ese momento ella llamo a su familia para contarles la noticia, su madre solo le pregunto “¿estás feliz hija?”, a lo que ella afirmo, su mamá solo le dijo “entonces yo también lo estoy por ti”.
En los meses de planeación de la boda, una noche su mamá se acercó a ella.
“¿Hija me regalas 10 minutos?” - Mamá
“Claro Má” - Ella
“Ya falta poco para tu boda, me encanta verte tan emocionada, feliz, pero creo que es importante de que platiquemos del cambio que tendrá tu vida cuando te cases y te mudes a otra Ciudad, un lugar que no está a una hora y media en coche de aquí.” - Mamá
“Pero esta cerca en vuelo Má, no te preocupes, nos veremos muy seguido ¡estoy segura! Es algo que he platico mucho con él” - Ella
“No me lo entiendas a mal, me encanta la idea de que vivas en otro lugar, creo que será una gran experiencia para ti, para los dos… pero también puedes vivir en otros lugares.” Mamá
“No entiendo que me quieres decir ¿como que vivir en otros lugares?…. ¿mamá me estás preguntando si estoy segura de que me quiero casar?” - Ella
“Olvídalo hija, no sé que estaba pensando… ahora regreso, voy a ir con tu abuela que me dará unos aretes para que puedas usar el día de la boda.” - Mamá
“Ok… Mamá ¿estás bien?” - Ella
“Si hija, todo muy bien.” - Mamá
Un par de horas después, su papá la llamó a su celular.
“Hija, necesito que vengas el hospital, es urgente….”- Papá
“¿Al hospital? ¿Qué pasó?… me estás asustando.” - Ella
“Dile a tu novio que te traiga por favor, aquí te explico.” - Papá
En esos días estaban prácticamente todo el tiempo juntos, faltaban solo 3 meses para la boda. Así que él la llevó al hospital, ella no dijo nada en todo el camino.
Cuando llegaron al hospital su papá le contó la situación que estaba pasando. Su mamá había tenido un infarto en casa de su abuela, estaba en cirugía, era un pronostico reservado y delicado. Tenían que esperar para ver si mamá sobrevivía la operación.
Ella solo comenzó a llorar ¡no podía creer que le estuviera pasando eso a su mamá, una mujer sana en todos los sentidos de la palabra!
Después de una cirugía larga, salió el doctor…
Continuará...
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“Hicimos todo lo que pudimos, fue un infarto masivo, intentamos todo pero la señora no resistió la operación. Lo lamento mucho. - Doctor
Ella no podía creer lo que le estaban diciendo, en qué momento hace unas horas estaba hablando con su mamá y ahora ya no podría hablar con ella de nuevo. No entendía porque si su mamá era una mujer sana, no había nada que le hiciera lógica… lloró como una niña chiquita que pedía por su mamá.
“Quiero a mi mamá, quiero a mi mamá.” - Ella
Él intentó abrazarla, consolarla… pero ella buscó los brazos de su papá, que estaba intentando ser lo más fuerte para su familia, mientras lloraba al consolar a su hija.
Unas horas más tarde, cuando no podía moverse del sillón de donde estaba sentada, entró a despedirse de su mamá, a verla por última vez.
“Se que ya no estás aquí, pero quiero pensar que me escuchas. No entiendo lo que está pasando, quiero que alguien me diga que esta es la peor pesadilla que he vivido. Perdóname Má, perdóname que no pudimos terminar de platicar bien. Perdóname…” - Ella
Le dio un beso en la frente, le acarició su mano, le dijo “Te amo Má” y salió del cuarto.
Él la estaba esperando, ella solo se acercó a abrazarlo, necesita que alguien sin decirme nada, la hiciera sentir acompañada.
Dos semanas después que su mamá había trascendido, no habían vuelto a tocar ningún tema de la boda. Una tarde recibió una llamada de la tienda de vestidos de novias, ella no quiso contestar, él tomó el teléfono por ella.
“…muchas gracias, yo le dejo saber.” - Él
“¿Quién era?” - Ella
“De tu vestido, mañana tenías cita agendada para prueba.” - Él
“La boda…perdóname, no sé ni qué día es hoy, no puedo creer que mi mamá no va a estar aquí…” - Ella
“Justo de eso quería hablar contigo, no puedo imaginar cómo te sientes. Quiero que sepas que si necesitas tiempo, podemos mover la fecha, no importa que falta poco tiempo…” - Él
“Si, lo he pensado… pero a mi mamá no le hubiera gustado que por ella todo se moviera, la tanatologa me dijo que no hay fecha en que pueda decir que ya estoy bien, me dijo que seguir con los planes para la boda está bien, y si creo que me hará bien… además, aquí hay demasiados recuerdos.” - Ella
Pasó la boda, tuvo momentos agridulces durante el día, por un lado estar feliz de que estaba casada y por otro lado extrañando demasiado a su mamá.
Regresando de la luna de miel, regresaron a la Ciudad de México por las últimas maletas, a despedirse de sus familias y volaron a Mérida.
Cuando llegó a Mérida, sentía que podía poco a poco respirar de nuevo. Todos los días extrañaba a su mamá, todos. Sabía que siempre le haría falta pero ella se hacía presente de diferentes formas.
Cuando llegó a su nueva casa, la cual ya estaba toda decorada y lista para ser habitada, sintió que era el momento de empezar un nuevo capítulo, de enfocarse en su matrimonio y disfrutar de esta nueva vida que comenzaba a vivir.
“Espero que te haya gustado como quedó” - Él
“Esta perfecta, tiene muchas de las cosas que platicamos, además sabes que soy fan de tu forma de construir y decorar.” - Ella
“Lo que quieras cambiar, pintar, tirar… hazlo, es tu casa” - Él
“Gracias amor, en verdad gracias” - Ella
“En verdad es tuya, mañana vamos al notario para que la firmes. ¡Sorpresa!” - Él
“¿Qué?¿Es enserio?…” - Ella
“Claro que es en serio” - Él
Se abrazaron y se besaron.
Los primeros seis meses se adaptaron a vivir allá, a conocer Mérida y los alrededores. Poco a poco fueron conociendo amigos, parejas… ella viajaba cada dos meses a ver a su papá y a sus hermanos, aprovechaba que él tenía que regresar a trabajar y lo acompañaba para así poder ver a su familia.
En una de sus visitas, su papá le preguntó “Hija ¿qué vas a hacer allá?¿vas a buscar trabajo?¿qué plan tienes tu?”
“No se Pá, solo se que voy un día a la vez. Pero me gusta mucho vivir allá, de las amigas que he hecho unas ya tienen hijos y la verdad me encantaría ya buscar un bebé pero ya veremos que pasa.” - Ella
Al regresar a Mérida ella y él platicaron sobre qué le gustaría hacer a ella, ya que él en la mañana y parte de la tarde se la pasaba en la oficina. Pero sentía al principio mucha responsabilidad al dejarla sola, aunque ella no tenía problema alguno, aprovechaba para conocer, trabajar en ella y sanar cada día la partida de su mamá.
“Estuve platicando con tu papá, quería darte tu tiempo pero creo que si tengo que preguntarte ¿qué quieres hacer? ¿Quieres trabajar?” - Él
“Si he pensado en que quiero hacer, quiero que tengamos un bebé.” - Ella
“¿Estás segura?… Yo feliz, pero creí que hubieras querido esperarte unos años.” - Él
“Quiero que tengamos un bebé, que formemos una familia. Quiero poder estar mucho tiempo para nuestros hijos, así que creo que estoy lista.” - Ella
Ella pensó que embarazarse sería rápido. Pero comenzaron a pasar los meses y nada. Las pruebas salían negativas o le bajaba. Cada mes esperaba con tanta ilusión que la vida le dijera “listo, aquí viene tu bebé.”
Al año de intentar y no lograrlo, vieron a especialistas, les hicieron exámenes a los dos, pero todos se veía bien. No había nada Médico que impidiera que pudieran tener un bebé.
El tema del bebé, era algo que empezó a desgastar su relación. Ella se sentía muy presionada, comenzó a sentirse sola y culpable de que fuera algo suyo, aunque les hubieran dicho que estaban bien.
Él comenzó a quedarse más horas en la oficina, a tener cenas, juntas fuera en la región sureste.
Ella ya no visitaba tanto las CDMX, pero su papá si la iba a ver muy seguido, le preocupaba por lo que estaba pasando.
“Hija, yo creo que tienes que poner tu cabeza a pensar en otras cosas. No puedes estar aquí sin hacer nada. Tu eres muy buena en muchas cosas, intenta hacer algo nuevo para ti.” - Papá
“Estoy muy cansada, ya no sé si en verdad quiero un bebé, cada mes es muy doloroso… mi esposo viajando muchísimo, yo aquí sola, si tengo amigas pero nadie de ustedes está aquí.” - Ella
“De eso quería hablarte, yo he decidido venir a vivirme acá, no contigo en tu casa, pero a Mérida. Tus hermanos están también fuera, tengo muchos amigos que se han venido a retirar aquí… es momento de seguir.” - Papá
Ella lo abrazó, era de las mejores noticias que le habían dado en mucho tiempo.
Él cuando supo se sentía menos presionado, que ella tuviera allá a su papá le ayudaría mucho.
Una noche que fueron a cenar, salió el tema del embarazo. Ya llevaban año y medio intentando…
“Estoy agotada de este tema, los doctores dicen que estamos bien, ya me cansé de tratar de entender…“ - Ella
“Si, yo también estoy cansado, siento que todo gira alrededor de eso… que nos hemos alejado.” - Él
“Si, yo también lo siento… pero creo que podemos intentar retomar a antes de buscar tener un bebé.” - Ella
“Sin duda si es algo que ahorita debemos dejar a un lado y concentrarnos en más cosas, en nosotros, en el trabajo…” - Él
“¿En el trabajo?” - Ella
“Si, mira, el abogado de la empresa, su hermana es Manager de una de las haciendas grandes en Mérida, tienen muchos eventos y están buscando a alguien que los coordine, me preguntaron de ti y les dije que te preguntaría.” - Él
“Pero yo nunca he trabajado, o sea hice prácticas pero… ¿y si me dicen que no?… estoy cansada de que todo sea no.” - Ella
“No pierdes nada, inténtalo, yo creo que te dirán que si.” - Él
“Mmmh… bueno, pues está bien, no pierdo nada… Por cierto ¿cómo te fue en la reunión de resultados?” - Ella
“Pues muy bien, pero quieren que empiece a abrir la región de Sudamérica.” - Él
“Esta increíble ¿pero desde aquí?” - Ella
“Si y no, tendría que viajar bastante a Panamá donde estarán las oficinas centrales, pero nosotros seguiríamos viviendo acá.” - Él
“¿Pero no sería mejor irnos para allá? Va a estar súper pesado para ti hacer eso… ya se que me burlaba un poco de cómo todas las de CDMX que se venían los esposos las dejaban en la semana y solo las veían el fin de semana, pero no es algo que me gustaría a mi.” - Ella
“Creo que no es momento de hacer un cambio más para ti… ni para nosotros. Venimos de tener unos años complicados, necesitamos ver qué pasa, cómo nos sentimos, tú papá ya se viene para acá…” - Él
“No se que decirte, siempre te dije que iría contigo a donde tu quisieras…” - Ella
“Pero ahorita necesito que pienses también en ti, no te veo bien… por eso creo que el trabajo te caería muy bien.” - Él
Ella no entendía nada de lo que estaba pasando, sentía que era su culpa que él buscara irse más lejos y que no la dejara acompañarla. Por otra parte estaba muy enojada… pensaba que había dejado todo por irse con él para que él ahora la dejara ahí y no se vieran diario. Esa noche pensó “¿qué habrá sido eso que mi mamá me quiso decir pero no entendí o no se atrevió a decirme.”
Esa noche recibió una llamada de su papá “hija encontré una carta que tú mamá te escribió, no se cuando, ahora en la mudanza la encontré. No tengo el valor para abrirla porque además puso que solo la abrieras tu, así que en un mes te la doy”
Continuará...
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Ella comenzó a trabajar en la hacienda, sin darse cuenta estaba disfrutando mucho su tiempo en organizar eventos y conocer nuevas personas.
Además la hacienda era un lugar perfecto para desconectarse.
Él comenzó con sus viajes a Panamá, eran más frecuentes, había ocasiones donde tenía que pasar los fines de semana allá. Ella al principio se molestaba por la situación de que se veían poco, aunque se suponía sería temporal, pero con el tiempo comenzó a disfrutar de su tiempo a solas, con sus amigas y amigos, pero sobretodo con su papá.
Durante esos ocho meses, ella disfrutaba de conocerse un poco más, se sorprendía que su matrimonio no parecía nada tradicional, pasaban poco tiempo juntos. Cuando él estaba en Mérida, salían a comer o cenar, mientras ella no tuviera eventos, platicaban como grandes amigos; pero desde el tema de la infertilidad las relaciones entre ellos eran menos frecuentes. Es como si todo se hubiera desgastado en esa materia.
Una tarde que estaba caminando ella con su papá por paseo Montejo comiendo una marquesita, comenzaron a platicar de cómo estaban los dos.
“Te veo muy contenta, creo que nunca te había visto así, ni cuando te casaste.” - Papá
“¿Cómo crees pá?… ¿en serio?” - Ella
“Si, y está bien. Las relaciones se van transformando. Cuesta mucho trabajo mantener una pareja, es una decisión diaria. Siempre creí que te casaste muy chica.” - Papá
“¿Tú también? Pensé que eso era lo que esperaban de mi, casarme igual que ustedes, tener mi casa, mi familia…” - Ella
“¿Yo también? ¿Quién más?” - Papá
“Creo que mamá, nunca entendí lo que me quiso decir cuando hablé con ella antes de que trascendiera. Pero creo que era eso… solo que no entiendo porque ninguno dijo nada.” - Ella
“¿Nos hubieras escuchado?… estabas muy enamorada en ese momento” - Papá
“No, creo que no los hubiera escuchado… ¿estaba muy enamorada? ¿Ya no?” - Ella
“No se, tu dime ¿estás igual de enamorada, más?” - Papá
“Ay Pá que conversación tan profunda, si solo veníamos por marquesitas.” - Ella
Se miraron, rieron y se abrazaron.
Esa conversación con su papá la dejó pensando demasiado. Sin duda su relación con su esposo había cambiado mucho, ella había cambiado también, y el amor se sentía distinto.
Esa noche una de sus amigas pasó por ella, fueron a cenar a uno de los restaurantes de moda con varios amigos. Mientras estaba cenando le mandaron un platillo especial de parte del chef.
Ella ya conocía al chef por eventos en los que habían trabajado juntos. Se llevaban bien, en jornadas largas de trabajo platicaban de muchas cosas.
Él chef estaba divorciado, su primer matrimonio no había funcionado, ambos estaban muy dedicados a sus carreras sin tiempo para ellos como pareja.
Cuando vio al chef por la barra, ella se paró de su mesa y se acercó a él.
“Siempre sabes de que traigo antojo ¿eres mago?” - Ella
“¿Será que si soy? … ¿cómo estás? ¿Cuantas bodas tenemos que no nos vemos?” - El Chef
“Muy bien, todo en orden… ya van como tres semanas ¿no?… ¿tú cómo estás?” - Ella
“Agotado pero feliz… ¿ya tres semanas? Lo bueno es que en una más nos toca evento juntos de nuevo.” - El Chef
“Gracias por el platillo, estuvo delicioso.” - Ella
“Que bueno que te gustó, de hecho te iba a llamar para invitarte a ti, a tu papá y a tu esposo para que vengan el lunes a una prueba de menú para el nuevo restaurante.” - El Chef
“Uf buenísimo, mi papá y yo confirmados.” - Ella
“¿Tu esposo?” - El Chef
“Se fue un mes a Panamá… así que está difícil que venga.” - Ella
“Te mando mañana toda la información, ¿te llamo y platicamos?” - El Chef
“Me parece muy bien.” - Ella
Se despidieron y cada quien regresó a lo suyo.
Ella y su papá asistieron a la prueba de menú, los dos la pasaron muy bien. Cuando vivian ese tipo de momentos, platicaban como mamá estaría feliz, disfrutando y lo que estaría comentando.
Al terminar la prueba de menú, su papá la dejó en su casa y le entregó la carta que su mamá le había dejado. Estaba completamente cerrada.
Al acostarse en la noche para abrirla y leerla, recibió una llamada…
“¿Ya estaba dormida?” El Chef
“Hola, no, aún no… ¿cómo estás?” - Ella
“Rayado, creo que todo salió muy bien ¿no?” - El Chef
“Todo salió increíble, va a ser un éxito… gracias de nuevo por invitarnos.” - Ella
“Vas a decir que estoy loco, pero tengo antojo de una marquesita… ¿puedo pasar por ti y me acompañarías?” - El Chef
“Si no te importa que vaya en pants” - Ella
“Para nada… ¿me mandas tu ubicación?” - El Chef
“Enviada” - Ella
“Perfecto… estoy ahí en 15.” - El Chef
Colgaron y ella dejó la carta sobre su buró… necesitaba tiempo para poder abrirla y leerla, no sabía si aún estaba preparada para abrirla.
Antes de salir con el Chef, recibió un mensaje de su él, su esposo “Perdón que no te he llamado hoy, tuve mil juntas y ahora estoy en una cena. Te llamo mañana sin falta.” Cuando terminó de leer el mensaje, tuvo ese sentimiento de no ver porque contestarle… solo pensó “mañana sin falta… ¿así o más obligación?”.
Termino de ponerse unos pants y el Chef tocó la puerta.
“Hola ¿lista para comerte la marquesita más rica de toda Mérida?” El Chef
“Súper lista” - Ella
Cerró la puerta de su casa, se subió al coche.
Continuará….
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Eran las mismas marquesitas que le gustaban a su papá, sobre paseo Montejo, en un punto donde se encontraba la tradición y una gran marca de moda. Siempre la atendía una pareja joven, ella imaginaba que era una herencia que seguro habían tenido y decidieron mantener la tradición familiar.
“¿La de siempre señorita?” - Sr de las Marquesitas
“¿La de siempre?” - El Chef
“Aquí siempre venimos mi papá y yo, todos los domingos… es nuestra tradición…. Gracias, hoy no, voy a dejar que el señor escoja por mi el sabor” - Ella
“Dos con puro queso por favor.” - El Chef
Caminaron un poco hasta sentarse en una banca. Quien los viera pensaría que tenían mucho tiempo de conocerse, los dos se sentían muy bien estando juntos, todo era natural, sin aparentar.
“Tengo una propuesta que hacerte…” - El Chef
“Dime.” - Ella
“Nos están llegando muchas solicitudes para servir en eventos importantes, muy importantes. Pero les he dicho que con la única con la que trabajamos para coordinar el evento es contigo, no con la hacienda… contigo.” - El Chef
“¿Eso significa que tendría que armar mi propio equipo?¿dejar la hacienda no? - Ella
“Así es, sabes que te lo he dicho mucho, tienes un gran talento y tienes que volar, atreverte a tener tu propia empresa. Estoy seguro que te va a ir muy bien. Y aquí está la oportunidad para empezar.” - El Chef
“¿Tanto crees en mi?” - Ella
“Claro ¿tú no?” - El Chef
“Si me hubieras preguntado hace un año te hubiera contestado que no, pero ahora se que si. Así que… vamos hacerlo. No tengo idea de cómo constituir una empresa y todo el tema.” - Ella
“No te preocupes que te presento a los que me ayudaron a mi y listo. Que emoción ¡te va a ir increíble! Mañana mismo le tienes que contar a tu papá a tu esposo, seguro se pondrán muy contentos.” - El Chef
“Seguro mi papá si… él, no se… la verdad es que nada es como antes. Con todo el tema de los bebés, su trabajo, él viviendo en otro lugar. El otro día que estábamos cenando solo pensé en que estaba haciendo ahí…” - Ella
“¿Por qué no hablas con él?… si tú quieres seguir, seguro pueden encontrar algo que les venga mejor a los dos.” - El Chef
“El tema es que ya no se si quiero seguir… Justo cuando me llamaste iba a abrir una carta que me dejó mi mamá antes de trascender.” - Ella
“¿Pero no fue su partida algo que no esperaban?” - El Chef
“Justo por eso es algo que me intriga demasiado. No se en que momento la escribió, si planeaba dármela algún día. Su partida aunque ha sido lo que más me ha dolido en la vida, es de lo que más he aprendido…” - Ella
“Así que hoy será la noche en que la leas.” - El Chef
“Ya veremos si el destino me deja.” - Ella
Siguieron platicando de muchas cosas más. Después él la llevó a su casa y quedaron en verse la mañana siguiente para empezar a trabajar en los eventos.
Cuando llegó a casa, vio la carta sobre su cama. La dejó en el buró y decidió leerla por la mañana, sin los ojos cansados.
Antes de dormirse sonó su teléfono…
“Perdóname ya sé que estabas dormida…” - Él
“Estaba despierta…” - Ella
Él la interrumpió, “Acabo de comprar un vuelo para verte mañana, tengo algo importante que platicarte…”
“¿Pero no tenías muchísimo trabajo y estaba imposible que vinieras?…“ - Ella
“Es importante, yo creo estaré llegando como a la 1 a la casa.” - Él
Se despidieron y colgaron, se le hacía muy extraño que de la nada él quisiera venir a hablar. Pero en el fondo ya no le quitaba el sueño, estaba muy emocionada por el nuevo proyecto.
Por la mañana tuvo la reunión con el Chef, le presentó al equipo que lo había apoyado a él a dar todo de alta. Comenzaron la planeación de los proyectos.
Ella renunciaría la mañana siguiente a la hacienda. Se despidió de él y se fue a casa.
Cuando llegó a casa él ya llevaba una hora.
“¿Dónde estabas? Te dije que vendría a la casa a platicar, me subí en el primer vuelo que encontré.” Él
“Hola ¿cómo estás?… bien y tu, súper bien ¡gracias!… tenia una junta, ya estoy aquí ¿qué pasó?” - Ella
“¿Una junta de la hacienda es más importante que estar aquí para hablar conmigo?…” - Él
Ella lo interrumpió “Bájale tantito a tu actitud. Mientras tú te vas a Panamá yo también tengo acá mis planes, no voy a quedarme aquí sentada esperándote… y no, no es una junta de la hacienda. Voy a lanzar mi propia empresa de eventos, así que si, si es más importante para mi en este momento…”
Él la interrumpe “¿tu propia empresa?¿de qué estás hablando?… si apenas empezaste hace un año a trabajar.”
“No pues gracias por creer en mi… la verdad en este punto me da igual si te parece o no ¿a qué viniste tan de prisa?” - Ella
Cuando él iba a comenzar a hablar, le entró una llamada “no, no puedo hablar… apenas llegó, yo te marco en un rato” y colgó.
Continuará….
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Ella no entendía por que la urgencia de hablar, a quién le estaba dando explicaciones… no sabía cómo habían llegado a ese punto.
“Discúlpame por cómo te estaba hablado ahorita…pero en verdad me urgía hablar contigo. ¿No te ha hablado mi mamá verdad?” - Él
“No, tiene varías semanas que no habló con ella ¿qué pasó?” - Ella
“Me dijo que te iba a hablar para invitarte al cumpleaños de mi abuela, pero estoy seguro que te iba a preguntar por qué no te fuiste a vivir a Panamá conmigo, porque a mi me lo pregunta siempre que puede.” - Él
“¿Cómo?… en teoría no vives en Panamá ¿no? O sea solo es temporal ¿no?” - Ella
“En verdad perdóname, no supe cómo manejar toda esta situación. Pero todo lo que estábamos viviendo me tenía muy agotada y necesitaba tiempo, necesitaba espacio.” - Él
“No estoy entendiendo nada…” - Ella
Él le comentó que cuando su papá preguntó quién se iba a Panama a abrir la oficina, no fue algo que le asignaran, si no que él se prepuso. Además de decirle que no era algo temporal… era para estar de fijo en Panamá.
“¿Es en serio? Decidiste irte cuando yo más te necesitaba…” - Ella
“Me costó mucho trabajo, en verdad… pero yo necesitaba eso, espacio… tiempo. Todo el tema de buscar un bebé fue súper desgastante…” - Él
“No me lo tienes que decir, yo era la que me hice todas las pruebas, la que se sentía culpable… la que necesitaba que su pareja estuviera sin importar qué… y aún así te fuiste, me dejaste aquí” - Ella
“Solo quiero que sepas que si me costó mucho trabajo la decisión pero tuve que también pensar en mi. También me sentí culpable, desgastado… enojado.” - Él
“Mira… quiero entenderte y puede ser que después lo haga, pero ahorita no, no se porque decidiste irte en lugar de que viviéramos esto en pareja. Es lo menos que nos merecíamos.” - Ella
“Ese es el tema… nos hemos conformado con poco cuando se refiere a nosotros, a hacer lo mínimo, a hablar casi nada… paso más tiempo allá que acá…” - Él
“Si, ahí tienes un punto. Creo que las cosas han cambiado demasiado. No se si se podemos regresar a antes… “ Ella
“Quiera hablarte de ese tema. No puedo crees que voy a decir esto… ahora tomé una llamada, esa persona que me habló es una mujer que conocí en Panamá. Comenzamos siendo amigos, pero de repente ya todo lo estaba haciendo con ella allá. La acompañé a una cena como su amiga, nos dijeron que parecíamos pareja y la verdad es que me gustó la idea. Esa noche la besé, no sabía como decirte porque no me arrepiento de haberlo hecho, volví a sentir que algo se movió adentro de mi… en ese momento nunca viniste a mi mente, fue ahí cuando pensé que lo nuestro ya se había terminado” - Él
“No se que decirte… ¿fue solo un beso? ¿Estas con esta persona?” - Ella
“Si estoy, no fue solo un beso. Quiero estar con ella.” - Él
“¿Desde cuándo?… sabes que no quiero saber eso. A una parte de mi le duele, pero a la otra en verdad no le importa. Creo que lo que me duele es que tuvieras que decirme arrinconado…no se que decirte.” - Ella
Ella tomó sus cosas y le dijo que necesitaba tiempo para pensar.
Mientas caminó afuera de su casa, pensaba en que estaba sintiendo un gran alivio, reflexionó en que le dio igual saber si estaba con alguien más, lo que le dolía era que no le dijera lo que él necesitaba.
Después de un par de horas regresó a casa. Él estaba sentado en la sala viendo su teléfono… tocándose la cara, el pelo. Ella entró y se sentó en la mesa frente a él, le tomó las manos y le dijo…
“Creo entender porque te fuiste, una parte de mi está muy enojada pero yo hubiera hecho lo mismo. Si, nos desgastamos, si nos alejamos, si tuvimos un amor muy lindo pero creo que ese amor como lo conocimos ya no está ahí.” Ella, le soltó las manos y agregó “Lo único que si no te puedo perdonar es que me hayas dicho hasta este momento, hasta sentirte sin salida… y si me duele que te fuiste escapando de aquí, te refugiaste en alguien más y vienes a decirme que quieres estar con ella, no te voy a negar que me siento aliviada… pero me duele que no me hayas dicho que necesitabas, mientras yo te decía que te quería a ti aquí para estar bien.
Por otro lado, el que te hayas ido así me ha ayudado mucho, hoy me doy cuenta de muchas cosas, cosas que quiero hacer… cosas que no voy a permitir; así que te pido que recojas tus cosas y te vayas.” - Ella
“En verdad perdóname, creí que será para toda la vida.” - Él
“Y pudo… pero nunca dijiste nada…” - Ella
“Jamás pensé que yo llegaría a esto…perdóname.” - Él
Él recogió un par de sus cosas y le dijo que mandaría a alguien a empacar todo lo que era de él. La casa era de ella, así que por eso no tenía que preocuparse.
Se despidieron y quedaron que se pondrían en contacto para comenzar el trámite de divorcio.
Ella subió a su cuarto, tomó un poco de agua, le salían lágrimas de sus ojos que se limpiaba con las mangas de un suéter que llevaba puesto. Vio que estaba la carta de su mamá y sintió que era uno de esos momentos que la buscaría para que le diera un abrazo y su mejor consejo.
La carta decía…
Querida hija, no se si algún día te daré esta carta. Solo se que quería escribirla. Si la llegas a leer, me gustaría imaginar que es porque en ese momento la necesitarás.
Hay algunas cosas que quiero decirte.
Perdóname, perdóname por decirte siempre que eras una niña introvertida… eres perfecta tal como eres, quiero que sepas que no tienes que vivir a la altura de nadie, tienes que vivir tu propia vida, tus experiencias, tus errores, tus lecciones. Tienes todo el potencial para conocer mucha gente y rodearte de personas maravillosas.
Hace poco me presentaste a tu novio, espero que no te cases con él, no por tu edad, si no porque se que tienes que vivir muchas cosas para encontrarte a ti. Estoy segura que harás grandes cosas, encontrarás algo que te apasione y te darás cuenta que eso era lo que en verdad querías en tu vida.
Pero hija, si decides casarte chica y es lo que quieres, se que la misma vida te dará lecciones hasta que llegues a donde tiene que ser.
Las decisiones que tú hagas a lo largo de tu vida, hazlas por ti, porque es lo que tú quieres, no por querer ser como alguien o mantener tradiciones. Escribe tus propias tradiciones.
Cuando termines de leer esta carta y quieras hablar, yo siempre estaré aquí para ti.
Te ama,
Mamá
Cuando terminó de leer la carta, solo pudo pensar en su mamá y pensar cuanto la extrañaba. Como una respuesta mágica o así lo parecía, le llamó su papá.
Hablaron de lo que había pasado, le comentó de la carta de su madre y su papá sólo le pudo decir “Hay amores que se transforman, otros se acaban hija y está bien. Cada uno debe seguir su camino y lo que tú quieras yo estaré para apoyarte. Las palabras de tu mamá son verdad… esas cartas que iba dejando, no se porque nunca se acercó a darlas en persona o sabía que algún día las tendríamos.”
“¿Tú también tienes una carta?” - Ella
“Muchas hija, las encontré todas juntas. Al principio pensaba que algo tuve que haber hecho mal que no se atrevía a decírmelo, pero después entendí que está era su forma de expresarse y está bien.” Papá
Siguieron platicando un rato más, por la noche su papá fue a visitarla para pedir algo de cenar juntos.
Ella no le comentó a nadie el tema del divorcio hasta no haberlo firmado. No estaba lista, aunque estaba bien con esa decisión, eran muchas cosas que habían pasado que nunca imaginó, era su forma de procesar lo vivido.
Con el tiempo se dio cuenta que le gustaba tener la presencia del Chef en su vida. No sabía cómo definir su relación, por el momento como grandes amigos. Algo extraño pasó que El Chef dejó de preguntarle sobre su esposo. Hasta que un día, después de haber terminado la serie de eventos, platicando, ella misma le preguntó…
“Hace mucho que no me preguntas sobre cómo va mi matrimonio, me da curiosidad saber por qué.” - Ella
“Sentí que no era necesario hacerlo, te vi distinta un día, no se como explicarlo. Como si algo fuerte hubiera cambiado para ti, no te veía con ganas de hablar de ese tema y pensé mejor en que disfrutáramos y platicáramos de otras cosas.” - El Chef
“Si, algo fuerte cambio para mi, justo esa semana que fuimos a Las Coloradas. ¿O sea me veías muy bien?” - Ella
“Si, la verdad si, te vi contenta… como liberada. Con todo esto de los eventos vi a una mujer apasionada y de estar donde debería de haberlo estado hace mucho. Discúlpame si no pregunté, pero en verdad no vi para qué… además tú y yo, el cariño que hay, la dinámica la sentía igual más libre, me imaginé que si había algo que contar lo harías cuando estuvieras lista.” - El Chef
“Si, si estaba contenta y liberada. Hacer mi propia empresa es algo que al principio nunca imaginé pero algo que cuando llegó es como si lo hubiera estado esperando siempre.
No te disculpes por no preguntarme, creo que te hubiera contestado que no estaba lista para hablarlo, pero hoy si.” - Ella
Le contó que unos días antes del último evento, después de 6 meses de trámite lograron firmar su divorcio, aunque llevaban separados ese tiempo, se dio cuenta que había sido mucho tiempo más. Le platicó cuando habían hablado, lo que se habían dicho y esos detalles que habían hecho que todo cambiara para siempre.
El Chef le dijo que le agradecía la confianza, que sabía que tenía en él a un gran amigo y que estaba seguro que muchas cosas más vendrían para ella y le dijo “Cuando estes lista yo voy a estar aquí, me ha tomado mucho tiempo encontrarte pero ser paciente me ha traído hasta aquí contigo, así que aquí estaré.”
“¿Cuándo esté lista? Quieres decir…” - Ella
“Si, si eso quiero decir, me gustas mucho y te quiero demasiado. Claro que soy tu amigo pero me encantaría que estuvieras en mi vida como mi pareja ¿a poco crees que con todo mundo soy así?” - El Chef
“Pues… no se que decirte, se que eres mi amigo pero no estaba segura si querías algo más.” - Ella
“Nunca busque besarte, intenté no mirarte de otra forma más que mi amiga, quería respetar tu proceso, tus decisiones. Pero hasta tu papá se dio cuenta.” -El Chef
“¿Mi papá?”- Ella
“Si, una noche que fuimos a las Marquesitas con él, hace poco ¿te acuerdas?… ahí me dijo cuando tú fuiste por un té, qué no me tardara tanto, no te fueras a encontrar a alguien más y termino con un, se ríe mucho contigo.” - El Chef
“Ay mi papá, lo amo. Gracias por todo esto que me dices, creo que son las cosas que más valoro de nosotros, estas platicas de todo y a veces de nada que se sienten liberadoras.
Te agradezco respetar mis tiempos, yo también he intentado respetar mis propios tiempos, siento que antes vivía corriendo y ahora todo lo veo distinto, quiero disfrutar cada proceso como es.” - Ella
Ella se acercó a abrazarlo, el chef estaba recordado en un mueble de su oficina. Cuando lo abrazo, le dijo “yo también te quiero, quiero que esto que tenemos si es, se de sin prisas o expectativas, que disfrutemos y sigamos siendo así como somos”… lo miro a los ojos, lo beso y le dijo “tú me encantas a mi, no necesito un título que lo defina, me hace muy feliz estar contigo” y se volvieron a abrazar.
Ella aprendió a escuchar lo que ella quería, no lo que pensaba que tenía que ser. Hubo mucho dolor en el camino pero fue el que le dio fuerzas para encontrarse y saber que tenía el poder de transformarse. Entendió que es difícil superar una pérdida, pero cada minuto que estamos aquí, vivos hay que buscarse a uno mismo y sentirte libre, sin peso.
Fin.